En la línea de lo que se puede ver en Queluz, aunque algo más lejos de Lisboa, está el impresionante edificio del convento y palacio de la ciudad de Mafra, un pueblecito tranquilo a unos 50 kilómetros al norte de Lisboa.
No es quizá la excursión más imprescindible para quien esté sólo un fin de semana en la ciudad, pero para quien esté algo más de tiempo, es un lugar que merece la pena ver. El edificio es enorme y curioso. En él tuvieron sede, al mismo tiempo, una residencia de la familia real, una escuela militar y un convento de frailes, por lo que la decoración de las diferentes salas cambia de una zona a otra. Muy recomendable si se puede visitar con un guía y, al igual que en el caso de Queluz, no se puede llegar demasiado tarde, porque cierra a las cinco.
Quien acabe de ver el palacio de Mafra temprano, tiene la opción de visitar más tarde el pueblo marinero de Ericeira. Es un sitio tranquilo para pasear y disfrutar del mar, aunque en los últimos años se ha convertido en un lugar muy apreciado para practicar surf. La playa también es bastante popular entre los lisboetas con “inquietudes domingueras” y los turistas.
Las dos ciudades están bien conectadas con transporte público, aunque con frecuencias algo menores en festivos. El autobús se coge en Campo Grande, en el intercambiador que está frente al estadio del Sporting. El tren no lo recomiendo en absoluto.
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